Las sociedades estamos al tanto de la importancia del agua para el desarrollo de la vida humana ya que nos permite estar sanos, debido a su rol en la digestión, en el mantenimiento del organismo, en el mejoramiento del sistema inmunológico y demás beneficios. Por ende, la vemos como la fuerza motriz de la naturaleza, tal como lo definió Leonardo Da Vinci.
En otras palabras, el agua va más allá de ser un insumo necesario solamente para la hidratación, sino también para conseguir seguridad alimentaria y el goce de una buena salud. Pero seamos francos y preguntémonos ¿Los humanos seremos capaces de ver al agua más allá de un recurso hídrico?
A pesar de que vivimos en pleno siglo XVI, donde la globalización se fortalece día a día, aún tenemos que vivir con realidades crudas y cifras alarmantes, tal como la alerta que da a conocer El Ágora (Diario del Agua, 2021) que 2.100 millones de personas no tienen acceso a agua limpia lo que desencadena una inseguridad alimentaria - a través de la pérdida de cosechas –, enfermedades mortales y malnutrición infantil, provocando que el 10% de la población mundial sufre desnutrición.
Estos problemas son originados por una persistente inequidad en la repartición del líquido vital y las afectaciones socioambientales sobre el mismo, los cuales se podrían resolver mediante una gestión sostenible del agua canalizada a través de alianzas dinámicas que involucren a la empresa privada, al estado, ciudades y pueblos.
El Ecuador de manera recurrente y sistemáticamente ha dejado de lado algunos derechos humanos, lo que ha provocado que 1 de cada 4 niños y niñas menores de 5 años sufran de desnutrición crónica, asociada al suministro de agua, y la situación es más grave para la niñez indígena: 1 de cada 2 niños la padece y 4 de cada 10 presentan anemia, según datos de ENSANUT.
En el mes de septiembre del año 2015, los 193 países miembros de las Naciones Unidas se comprometieron a establecer la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible, la cual contempla 17 objetivos encaminados a la sostenibilidad económica, social y ambiental.
Puesto que, para lograr un futuro sostenible los mandatarios deben comprender la importancia del trinomio agua – alimentación – salud, debido a que según la ONU la agricultura ocupa el 70% del agua extraída a nivel mundial. Entender esta interacción, que está estrechamente ligada con el futuro del planeta, permitirá atender problemas estructurales, mediante mecanismos innovadores. Solo de esta manera, el país alcanzará unos de los objetivos de desarrollo sostenible (ODS) para el 2030: hambre y desnutrición cero.
El aspecto más notable para alcanzar el desarrollo sostenible, está relacionado con la empresa privada debido al rol que desempeña gracias a su capacidad de crear un valor económico, medioambiental y social a corto y largo plazo. Clorid S.A, por su naturaleza de empresa sostenible, se une al cambio de paradigma mediante el uso alternativas tecnológicas de desinfección y saneamiento de agua a través de equipos generadores de hipoclorito de sodio, que garantizan el bienestar de las futuras generaciones mediante la disponibilidad del agua con su respectiva gestión sostenible y saneamiento, que permitan el crecimiento de las comunidades.
Fuentes:
Quiroz, Gabriela. (enero 22, 2018). La erradicación de la desnutrición infantil, otra deuda de Ecuador. El Comercio.
Agua y Salud (abril 13, 2021). Agua Limpia para combatir la desnutrición. El Ágora.
Castro, A.M. (abril 22, 2020). Combatir la desnutrición a través del acceso al agua segura. Unicef.
CEPAL (Comisión Económica para América Latina y el Caribe (2018), Agenda 2030 y los objetivos de desarrollo sustentable: una oportunidad para América Latina y el Caribe (LC/G. 2681- P/Rev.3), Santiago.
Comments